Las dos muertes de Ray Loriga
En 2017, tras varios años de silencio, Ray Loriga gana el Premio Alfaguara con su novela Rendición. El escritor más representativo de la nueva narrativa española de los 90 recupera de golpe la fama que había ido perdiendo. Concede entrevistas, bromea con los periodistas que le habían dado por muerto, le llevan como invitado a un late night. Su libro recibe buenas críticas y se agota la primera edición, la segunda, la tercera. Viaja a Latinoamérica para promocionar su obra. La gira finaliza en Buenos Aires. Y allí, en un hospedaje del barrio de La Boca, aparece su cadáver.
Semanas antes, Daniel Jiménez había conocido a Ray Loriga en la Feria del Libro de Madrid. Hablaron, se intercambiaron sus últimos libros, fueron a tomar una cerveza. «Me gustaría escribir una novela sobre ti», le dijo Daniel. Se separaron con la promesa de volver a verse, pero ese encuentro nunca llegó a producirse.
Como si fuera una deuda de sangre o una confesión, Daniel se propuso investigar la vida, la obra y la muerte de Ray Loriga con una idea en la cabeza: Un escritor muerto ya no puede seguir escribiendo, eso es cierto; pero los demás sí podemos hacerlo por él.