Las durmientes
Chloe, una chica de dieciséis años, aparece desnuda en medio de un descampado. Al recobrar la conciencia, descubre en su móvil un vídeo donde alguien la ha grabado mientras yacía dormida y, presumiblemente, drogada. La noticia atrae pronto lo atención de los medios, que acuden al pueblo de la víctima en busca de más datos sobre el suceso, una agresión que deja de ser un caso aislado en cuanto surgen más denuncias idénticas. Entre los periodistas recién llegados se encuentra Gael, un joven becario que espera valerse de la ventaja de sus orígenes para conseguir una buena exclusiva, ya que los hechos han tenido lugar en el mismo pueblo donde pasó su adolescencia y del que huyó en cuanto cumplió los dieciocho. En parte, por culpa de heridas que aún se está trabajando. Pero, sobre todo, por un trágico suceso que marcó su vida seis años atrás: la desaparición de su amiga Vega al salir del mismo local en donde ha sido secuestrada Chloe. La irrupción de «las durmientes», como él mismo las bautiza en uno de sus artículos, no solo reabrirá ese dolor pasado —y ese interrogante pendiente— sino que lo obligará a tomar partido. Y es que Gael no está dispuesto a que el destino vuelva decidir en su lugar. Esta vez no.