Los ciervos llegan sin avisar
Hay veces en que la única forma de avanzar es retroceder. Es la aparente paradoja a la que se enfrenta Carmen, una economista en paro que ve cómo se desmorona todo a su alrededor. Ante un presente descorazonador, Carmen decide echar la vista atrás y resolver un enigma enterrado en el pasado. ¿Fue ella testigo de un accidente mortal o realmente no se trataba de un hecho fortuito? En ocasiones, abrir puertas que desde hace años permanecen cerradas no es recomendable. Aunque, por otro lado, afrontar desafíos puede conducir a cambios personales más profundos. Carmen lo tiene claro. Elige comprender, sean cuales sean las consecuencias.
«El camionero apareció en mitad de la carretera, joven y fuerte como ese ciervo que lideraba la escapada, pero con peor suerte. También la muerte puede llegar así, sin avisar».
«Berna González Harbour sigue la mejor tradición de la novela de procedimiento norteamericana, poniendo al día a Ed MCBain»
Paco Camarasa