Salvaje Oeste
Del mismo modo que la historia de los imperios suele explicarse en tres fases —crecimiento, maduración y caída—, Juan Tallón ha dividido su novela en tres partes casi simétricas: Toma de control, Control total y Pérdida de control. Juntas forman un relato sin referentes temporales claros, que hacen pensar que nos encontramos entre dos siglos, y que abarca trece años de historia, llegando casi hasta nuestros días.
Y aunque el argumento retrata el país en el que vivimos, a Juan Tallón no le interesa realizar una crónica periodística de lo que ha sucedido en España en los últimos veinte años. Por eso no hay fechas concretas —el paso del tiempo se deduce del relato y de los diálogos— y ha creado una maravillosa galería de personajes de ficción.
El autor quiere ir mucho más allá de una fotografía. Ha tomado el juguete roto, lo ha abierto y nos muestra su mecanismo interno, los engranajes psicológicos que lo mueven —con sus miedos, deseos, ambiciones, adicciones y carencias—. Durante estos años, los medios de comunicación nos han explicado «qué», Salvaje oeste nos cuenta «por qué». Y el resultado no puede ser más esclarecedor.