En el corredor de la muerte
«Mi vida se paró en 1994». Detrás de la mampara de cristal, en una cabina minúscula y enfundado en un mono naranja que le señala como condenado a muerte, Pablo Ibar tiene claro en qué momento la vida pulsó la pausa.
En junio de ese año, se hallaron en Florida los cuerpos sin vida del dueño de un local nocturno, Casimir Sucharski, y de las jóvenes Sharon Anderson y Marie Rodgers. La investigación policial concluyó con la acusación en firme de Pablo Ibar y Seth Peñalver.
El español Pablo Ibar, sobrino del mítico boxeador Urtain, se vio inmerso en un larguísimo proceso judicial, una historia rocambolesca plagada de juicios anulados, ineficiencia en la defensa, falta de pruebas. En 2000 fue declarado culpable y condenado a muerte. Sin embargo, en 2016, el Tribunal Supremo de Florida decretó que no había tenido un juicio justo y en 2018 tendrá una nueva oportunidad.